Me permitiré tratar con el mayor desdén esta teoría simplista. Cualquiera sabe que no se resuelve el problema de un mendigo (de un mendigo auténtico) con un peso o un pedazo de pan: solamente se resuelve el problema psicológico del señor que compra así, por casi nada, su tranquilidad espiritual y su título de generoso. Júzguese hasta qué punto la gente es mezquina cuando no se decide a gastar mas de un peso por día para asegurar su tranquilidad espiritual y la idea reconfortante y vanidosa de su bondad.
¡Cuanta mas pureza de espíritu y cuánto mas valor se requiere para sobrellevar la existencia de la miseria humana sin esta hipócrita (y usuaria) operación!