Así que no hay mas nada que decir... solo:
- Gracias...
- ¿Gracias por qué?
- Porque, ¿sabes que? Nunca fui del todo sincera con vos. Nunca te dije lo que pensaba, tenía miedo, estaba aterrada de perderte, de perder ese mundo que había creado, que habíamos creado, vos y yo.
No tenía fe en nada, no me alegraba nada... y de repente viniste vos, con tus buenos modales, tu manera de mirarme, tus ganas de hacerme feliz, tan seguro de amarme. Nunca dudaste, querías tenerme, te fijabas en mí, en esa de pendejita quinceañera que nada tenia que ver con vos, y eso fue lo que hizo que me obsesionara. Todo, todo me lo creí. Fingías ser tan fuerte, y yo, débil, pretendía quedarme ahí, abrazada a vos, como si nada pudiese tocarnos... Como vos me habías hecho creer. No creía en mi, no creía en mi fuerza, no creía que mis pensamientos fuesen validos, así que me aferraba a los tuyos... Hasta que finalmente te desmoronaste, y me hiciste sentir la culpable de tu propia inseguridad. Lo arruinaste todo, todo lo que teníamos, nos destruiste. Y como nena que le sacan el mas apreciado juguete, lloré tanto, fue el invierno mas feo que viví, y claro... ¿Que mas iba a hacer yo si pretendías volver? Quererte mas y mas... como siempre, aceptar, por amor, porque no quería un mundo sin vos, porque sin vos, no tenía nada. No pensaba por mí, yo solo te quería a vos, eras todo lo que veía.
Volviste, fuerte, sincero, al parecer... normal. Había empezado a pensar que quizás ya no íbamos a ser mas unos idiotas y pasaríamos a ser una pareja, de esas que se amaban, con simpleza. Que no habría mas enredos dementes. Esos meses juntos fueron los mejores, nos queríamos, nos dábamos nuestros tiempos... Cada uno en su tema, y los dos en el nuestro. Sin embargo, yo sentía ese sentimiento de des-entendimiento. Algo, algo faltaba. Yo seguía sin ser sincera, yo estaba aceptando cosas inaceptables, porque junto con tu fortaleza vino tu soberbia, y yo la acepté, otra vez, para no perderte.
Esa noche en la que estallé, no estallé porque hubiese habido una real reacción en mí de todo aquello que pasaba, actué por instinto, por bronca. Yo creí que después de todo, absolutamente todo lo que te había dado, vos ibas a entenderme, ibas a estar ahí, ibas a tratar de solucionar las cosas conmigo... Sin embargo me encontré con algo totalmente diferente. Ese día conocí la decepción y el desamor. Otra vez, sentados en la vereda, te miré y me puse a llorar, te pedí perdón, que absurdo. Yo que me jactaba de ser de esas que iban de frente.
Cuando te dignaste a terminar conmigo de manera correcta... Yo solo te dije: "Ya esta, quédate tranquilo, espero que estés bien, solo te pido un favor, volvámonos a ver" Te volví a ver e jugué otra vez a lo mismo, a ser tu muñequita, esa con la que habías jugado un año entero moviendola a tu gusto, sacandotela de encima cuando querías y volviendo. Era tan difícil darme cuenta de todo esto... Toda persona que te conocía decía que eras el chico mas bueno de todos, eras atento, me llevabas a todos lados, me preparabas comida que me gustaba, me comprabas regalos, me abrazabas cuando quería, te gustaba lo mismo que a mí, compartíamos todo.... Pero eras una mentira. Eras un lobo disfrazado de cordero, y yo, tu peor presa.
Mi ira vino por haber sido tan estúpida, por haberte querido tanto... y por pensar que en este momento, vos pensarás que soy una idiota muerta de amor, y ante los ojos de los demás, así parezco. Yo solo dí lo mejor de mí a pasos silenciosos... Y todo esto es historia ajena para aquel que simplemente me mire, o aquel que conozca que tuve una relación con vos... Nadie, nadie se imagina esto. Nadie se imagina esto en mí... nadie sabe como realmente me sentí. Y vos, a quien yo creía parte de mi historia, pasaste a ser otro de los tantos espectadores de mi amor, burlándote. Nunca me conociste, nunca viste lo que hay dentro mío porque no te animaste a verlo, porque yo estaba ahí... pidiéndote a gritos que me dejes salir de tu cárcel, y me culpé tantas veces pensando que quizás esto hubiese funcionado si yo hubiese sido sincera... Pero, ¿Sabés? Te digo una y mil veces, gracias, porque gracias a vos soy quien soy ahora, soy alguien que no se deja derribar por nada. Porque tu persona me hizo ver todo en lo que no quiero convertirme, y me hizo redescubrir que si tengo un pensamiento, que no importa si concuerda con todos, es lo que firmemente creo que es correcto y es lo que voy a hacer cumplir. Me perdí tanto por vos, y sé que me perdí porque no tenía donde apoyar mis pies, ahora sé que puedo valerme por mi misma... Que las personas no son lo que aparentan, que no puedo sufrir millones de veces por lo mismo, que puedo salir adelante, que puedo estar bien.
Volví a tener mis sueños, volví a creer en mí. Sé que soy fuerte, que la vida es más, y que tengo amigos y una familia maravillosa... Gracias por hacerme lo que soy ahora. Gracias por haberme hecho tan feliz de algunas maneras, de haberme tratado como me lo merecía con respecto a cosas pequeñas, por haber creado un amor dentro de todo, con lindos recuerdos... Gracias por haber tenido la fuerza de terminar con todo esto y por haber sido tan necio y no querer verme, porque lo que realmente soy, esto que soy ahora, no hubiese valido que vos lo veas, porque simplemente... no me mereces. No te mereces nada, pero ya no es problema mio.
Quien soy no necesita egoístas como vos al lado.
Y este texto acerca de como mi vida cambio para bien, no necesita ser leído por vos.